La calidad de vida se puede ver mermada por el miedo, el estrés y la ansiedad. Los tres términos son empleados como iguales pero aluden a emociones diferentes. Mucha gente suele comentar, por ejemplo:
- Que siente «ansiedad» cuando el jefe le habla
- Afirma que vive «estrés» al preparar un examen
- Refiere «miedo» cuando va a tener que hacer un viaje en avión
Y en los tres casos se han usado de forma incorrecta los términos.
Vamos a ver la diferencia entre miedo, estrés y ansiedad, ya que no son la misma cosa.

Miedo: Es una emoción que se activa cuando hay un peligro presente e inminente y algo amenaza. Por ejemplo, un perro grande que corre hacia nosotros con actitud defensiva, un ruido fuerte nos despierta en mitad de la noche, un golpe nos saca de la carretera…

Estrés: Es una dificultad a la que hay que hacer frente, es decir, implica un proceso de adaptación ante una situación problemática que acontece. Un imprevisto en el trabajo, conducir cuando el tráfico es denso y hay poca visibilidad, tener que comunicar una mala noticia… son momentos de estrés. Puedes saber sobre estrés leyendo estas entradas que publiqué: El estrés (bueno) y Cómo afecta el estrés al cuerpo.

Ansiedad: Es una emoción que depende de la imaginación, al anticipar algo malo que puede suceder en el futuro. Sentimos ansiedad al pensar que podemos ser despedidos, que no vamos a ser buenos padres cuando nazca nuestro hijo, que no seremos capaces de aprobar unas oposiciones… a diferencia del miedo y del estrés, la ansiedad juega en tiempo futuro. Para saber más, publiqué una entrada donde explico que la ansiedad habitualmente es algo situacional que depende de nuestras circunstancias y no una enfermedad que se desencadene en nuestro sistema nervioso. Puedes leerla aquí Ansiedad: Tienes una enfermedad mental.
Los procesos de atención hacen que las personas pongamos mucha focalización en lo que tememos y a veces, de forma alterna, se van sucediendo pensamientos negativos, evitación de estos, pensamientos negativos, evitación de estos… Esto prolonga y cronifica esta situación tan negativa.
Vivir con temor, ya sea miedo, estrés o ansiedad puede hacer que la calidad de vida disminuya porque limita nuestras acciones personales y de relación, desmoraliza, disminuye el rendimiento académico o laboral…
No existe una pastilla que proporcione valor para superar algo temido y el uso de ansiolíticos ante situaciones estresantes solo pone un parche que no impide que el miedo vuelva cuando pasen sus efectos. Los ansiolíticos son, salvo en su uso como anestésicos o ante situaciones de shock, una especie de cortina de humo que tapa un problema que ahí seguirá, como popularmente se decía, “beber para olvidar”. Puedes leer sobre los ansiolíticos en Ansiolíticos, parte 1: Clase de Pociones y Ansiolíticos, parte 2: Experimentos con gaseosa.
El origen del malestar suele ser situacional: un examen, pensar que los demás no nos están tratando como nos merecemos, imaginar un accidente antes de viajar, prestar atención a noticias de la televisión que nos podrían afectar, un contexto de trabajo opresivo, malas habilidades a la hora de transmitir quejas, falta de confianza al hablar en público…
Todo esto dificulta nuestra concentración y hace que las perspectivas de futuro se contemplen de forma pesimista y puede ser necesaria y útil ayuda psicológica para entender, enfrentar e intervenir la conducta mostrada ante situaciones de este tipo.