Este es el primero de varios artículos donde voy a explicar un proceso psicofisiológico interesantísimo: el sueño. La vida es sueño, como escribió Calderón, y como promedio una persona puede dormir unas 200.000 horas a lo largo de su vida. Para saber sobre “el reloj del sueño” puedes visitar El sueño, parte 2 y si quieres leer algunos consejos para dormir mejor, El sueño, parte 3.
El sueño repara y nos repone pero su falta es vivida con cambios comportamentales y físicos muy negativos. Sus fases, duración, calidad… cambian a lo largo del ciclo vital pero siempre tiene presente esa aura mágica asociada a los sueños, vivencias irreales, fantásticas y hasta terroríficas (esto último es más propio de la infancia y adolescencia). Aunque no soñamos todo el tiempo ya que hay horas durante la noche en las que simplemente estamos en standby.
Si tienes una pulsera o reloj del sueño, puedes regalarla. Únicamente sirve para medir si nos movemos o no, asociando la inmovilidad al sueño. La validez de estos aparatos es por lo tanto escasa y solo son juguetes curiosos que pueden hacer que el usuario se obsesione en la evaluación de su descanso.
“Si has descansado o no al despertarte es lo que importa”.

Para evaluar el sueño con garantía hacen falta medidas complejas combinando los datos que proporcionan un electroencefalograma, un electrooculograma y un electromiograma, situados en los “laboratorios del sueño” que por ejemplo se encuentran en las facultades universitarias de Ciencias de la Salud. Los psicólogos y psiquiatras recurrimos a autoinformes (que completa la persona con quejas sobre su descanso) y heteroinformes (por ejemplo, información que puede facilitar la pareja con la que se comparte cama, si la hubiera).
El electroencefalograma mide la actividad eléctrica cerebral y muestra distintas ondas: las ondas beta que son propias de vigilia, las ondas alpha se generan cuando cerramos los ojos y nos relajamos y las ondas theta y delta que son las que observamos en sueño profundo. Con esto y las medidas complementarias mencionadas anteriormente se puede dividir el sueño en fases que se repiten varias veces a lo largo de la noche:
- Fase I o Adormecimiento
- Fase II o Sueño ligero
- Fases III y IV Sueño profundo y muy profundo (a veces expresadas solo como Fase III)
- Fase REM o Sueño paradójico
Estas fases se pueden representar de forma gráfica y cronológica en un hipnograma.

La fase REM es muy especial. REM significa rapid eye movements o movimientos rápidos de ojos. Aquí las ondas cerebrales son parecidas a las que mostramos estando despiertos (de ahí que se lo apode sueño “paradójico”), los ojos se mueven rápidamente aunque estén cerrados, hay parálisis muscular en el resto del cuerpo y tanto el clítoris como el pene experimentan algún grado de erección, incluso en bebés. En REM se producen los sueños.
Las fases REM son más largas según avanza la noche y por eso solemos recordar los sueños cuando suena el despertador. Las fases de Sueño profundo (reparador) se dan en las primeras horas de la noche por lo que se ven afectadas si consumimos alcohol en la cena.
Científicamente no se sabe porqué soñamos aunque se asocia a la actividad del tronco encefálico, una de las zonas más primitivas del sistema nervioso. Como esta estructura están conservada en muchísimos otros seres vivos, se ha podido comprobar que otros animales sueñan. Interpretar sueños no tiene ninguna utilidad demostrada aunque ha servido para generar grandes historias, como el guión de la maravillosa película Match Point.
Teorías evolutivas dicen que los humanos dormimos para estar resguardados de depredadores peligrosos y accidentes (ya que tenemos mala visión nocturna) pero esto no se sostiene con estudios muy básicos de Biología. Por el contrario, estudios actuales están consiguiendo mostrar cómo el sistema nervioso experimenta procesos muy complejos de limpieza y reparación celular mientras se duerme, lo que hace que el sueño sea algo que hay que cuidar para vivir con salud. Pero el sueño es muy sensible a nuestro estilo de vida y a las preocupaciones que nos ocupan.
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