Burnout: quemarse trabajando

Sentirse quemado en el trabajo es el final de un camino donde diferentes variables van minando el bienestar. Malas condiciones higiénicas, ruido, sobrecarga de trabajo, exposición a riesgos, falta de cohesión en el grupo, recibir quejas o amenazas… el burnout produce agotamiento emocional, afecta al rendimiento laboral y provoca despersonalización (insensibilidad hacia los clientes, pacientes, alumnos…).

El burnout es frecuente en “personas que trabajan con personas”, profesionales que asisten como docentes, personal de seguridad, sanitarios o trabajadores sociales. Quemarse puede derivar en enfermedades, genera malestar psicológico considerable, dificulta una vida familiar sana y puede incitar el consumo de tabaco, alcohol o psicofármacos. Es normal cuando se vive en esta situación desgastante el sentimiento de pérdida de autoestima, la degradación de la autoimagen y frecuentemente se puede llegar a culpabilizar al cliente, paciente, alumno… generándose un sesgo en el que la atención se centra en la percepción de las quejas, críticas o malos comportamientos y no en lo positivo, como el aprendizaje, la ayuda prestada o los agradecimientos que las personas pueden mostrar de formas muy variadas

El burnout
El burnout, hoy en día más presente que nunca

Jakson y Maslach (1982) mostraron que cuanto más tiempo dedicaban los médicos al contacto directo con los pacientes más puntuaban en burnout, pero los que compaginaban el trabajo con docencia o administración puntuaban menos, lo que indica que por contacto continuo prolongado se produce agotamiento.

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