En este artículo voy a hablar de una conducta genuinamente humana: la de mentir. La Psicología ha hecho cientos de estudios sobre el engaño y algunos resultados son sorprendentes. Gracias a este trabajo podemos responder a preguntas como estas:
- ¿Confiarías más en tu vista o en tu oído para detectar la mentira?
- ¿Crees que el polígrafo es realmente eficaz o es todo teatro?
- ¿Detectan los psicólogos la mentira con mayor facilidad?
Empezamos…
1. Las personas, ¿detectamos “bien” la mentira?
Probablemente muchas personas creerán que sí, basándose en sus propias experiencias (aunque nadie tiene constancia de las mentiras que le han colado). En un buen estudio (Bond y DePaulo, 2006) de los 24.483 participantes (fueron muchísimos, para que nos hagamos una idea eran unos 1.000 más que los voluntarios que probaron la vacuna COVID-19 de Oxford), solo reconocieron la mentira el 47%. Tirar una moneda al aire, cara-cruz, o jugar a rojo o negro en la ruleta, nos dará una probabilidad de acierto mayor, el 50%.

2. Mentir o ser engañados, ¿nos afecta igual?
Descubrir que nos han mentido suele hacer que nos sintamos mal… pero mentir tampoco deja buenas sensaciones. En un estudio muy interesante también llevado a cabo por Bond y DePaulo mostraron que las personas usamos un doble criterio para evaluar el engaño: si tenemos que puntuar una misma mentira propia o ajena, siempre nos parece más grave cuando la hacen los otros. Por eso se suelen interpretar de forma suspicaz los gestos, miradas o posturas del mentiroso… siempre de forma negativa. Con nosotros mismos somos más indulgentes.
3. Detectar la mentira… ¿mejor con la vista o con el oído?
Las personas solemos confiar en los ojos para casi todo pero es en la voz y no en la cara donde la mentira se muestra más claramente. Hasta que varios estudios no demostraron esto, siempre se puso interés en analizar el rostro del posible embustero.

4. ¿Funciona el polígrafo?
Ekman (ya hablé de él y las emociones aquí) y Sullivan, en 1991, hicieron un experimento con grandísimos profesionales norteamericanos en la detección de la mentira con el polígrafo: policías, abogados, psiquiatras, agentes de aduanas y personal del Servicio Secreto de los Estados Unidos. De todos ellos, solo los agentes del Servicio Secreto fueron capaces de detectar un número importante de mentirosos, aunque todos los demás profesionales estaban entrenados para esto. Estudios rigurosos han mostrado que no existe ningún patrón fisiológico propio de la mentira, es decir, los mismos cambios que produce el mentir se pueden generar al sentir por ejemplo miedo, y se esto puede crear falsos positivos. En España la Ley de Enjuiciamiento Criminal no permite el uso del polígrafo a nivel jurídico, y está considerado anticonstitucional por una sentencia del Tribunal Supremo (26 de noviembre de 1991) porque vulnera el artículo 15 de la Constitución.

5. Si el polígrafo no es útil… ¿sirve la Resonancia Magnética Funcional?
Este aparato ya está en otro nivel de calidad. La RMF permite ver “qué partes” del cerebro se encienden cuando realizamos una actividad determinada. Un neurocirujano puede emplearla de forma utilísima para eliminar una parte del cerebro (por ejemplo ante un tumor) pero respetar zonas que son muy importantes para el desempeño vital (por ejemplo preservando la movilidad de la mano dominante). Tratando de detectar patrones cerebrales para detectar la mentira a través de esta herramienta de la neurociencia… tampoco se han obtenido resultados fiables.
6. ¿Cómo detectan los psicólogos la mentira? ¿Tienen mayor facilidad?
En primer lugar quiero explicar que los psicólogos no somos adivinos ni tenemos un don para detectar la mentira. Los test psicológicos, que nos permiten obtener información al realizar evaluaciones psicológicas, por ejemplo para «medir» niveles de ansiedad o autoestima, pueden tener sistemas para evitar que se respondan al tuntún o que se responda intentado puntuar bien por «deseabilidad social». Para conseguir esto, por ejemplo, se repiten preguntas a lo largo de los test o hay preguntas cuyos resultados distintos hacen que se anulen. Personalmente creo que la obligación del psicólogo es creer todo lo que dice el cliente ya que redunda en su propio beneficio ser sincero (por su parte, es obligación del psicólogo guardar absoluta confidencialidad). Por otro lado, los psicólogos prestamos mucha atención a lo que nos dice el cliente y podemos observar ciertas incongruencias o escuchar información más detallada según el cliente va ganando confianza.
7. ¿Cómo detectan la mentira la Psicología forense, criminal y penitenciaria?
En este caso los psicólogos sí que tienen que analizar la veracidad de testimonios en contextos judiciales, lo que permite un proceso de trabajo en el que se evalúan declaraciones, posibles riesgos, recaídas, tratamientos penitenciarios adecuados o no… Para ello, se toman declaraciones de forma repetida, analizando incongruencias, se emplean instrumentos adaptados como las entrevistas diseñadas para detectar síntomas del DSM, se usan test muy complejos como el Minnesota Multiphasic Personality Inventory MMPI que incluye escalas de simulación… y siempre se sigue un proceso multimétodo, con varios procedimientos.
La Psicología forense es una ciencia auxiliar del Derecho y para los jueces el 90% de los informes periciales psicológicos son una prueba fundada (Arce, 2005). La diferencia entre disimular y simular es muy importante a nivel judicial (y, por supuesto, personal).
- Disimular: por ejemplo, un chico puede ocultarle a su pareja que ha perdido su trabajo.
- Simular: por ejemplo, este mismo chico puede presentarse como trabajador exitoso a una posible pareja.

8. ¿Mienten los animales?
Serafín Lemos, en su artículo de Papeles del Psicólogo (2005) relata que no solo los humanos mentimos: animales como los primates también lo hacen de forma premeditada y otros seres vivos lo hacen de forma instintiva, por ejemplo gracias al camuflaje. Es muy interesante su reflexión acerca del autoengaño: es la forma más refinada de engañar a los demás a costa de forzar el engaño en uno mismo.
9. ¿Con qué edad aprendemos a mentir los humanos?
Estudios de Psicología del Desarrollo muestran que “el arte de mentir” es un proceso que los niños van poco a poco elaborando, perfeccionando… en parte porque obtienen beneficios para ello, porque lo observan y aprenden y por otro lado porque a veces ser sincero no es conveniente. Con 4 o 5 años los niños son capaces gracias a su desarrollo cognitivo de no solo mentir sino también de resistir la presión y no confesar. Con 6 años ya se hace sin gran esfuerzo mental.
10. ¿Detectamos la mentira en otras culturas?
Mi amigo Jose se ha sumergido en la cultura anglosajona, culturalmente una tradición distinta a la mediterránea: el contacto físico, el humor, la forma de proceder de los profesionales educativos o sanitarios… muestran conductas más o menos diferentes. Bond y Atoum en 2000 demostraron que no hay problemas en detectar el engaño en personas de otras culturas, salvo que sea solo a través de la vista. Volvemos a ver que la vista no proporciona fiabilidad para detectar la mentira pero Jose no tendrá problemas en saber si en el Stockport Market los tenderos le quieren dar gato por liebre.