La pareja que empieza…

La intención de establecer un vínculo dando forma a una pareja que puede constituir una familia (tengan o no hijos) hace que de forma más o menos involuntaria, ambos vayan construyendo un sistema psicosocial único y propio, que debe resistir al de las familias de ambos así como a la aparición de los hijos si se tienen.

Todas las parejas consolidadas empezaron un día...
Todas las parejas consolidadas empezaron un día…

La primera tarea que se suele poner en marcha es la separación de la familia de origen. Este proceso es delicado y puede generar grandes problemas, ya que cada familia de origen tiene una historia y unas costumbres. Los hijos, en mayor o menor grado tienen dependencia parental, y tienen que construir una autonomía e independencia.

Otro suceso delicado es la aceptación de la familia de la pareja, que requiere un nivel de maduración grande para aceptar el trato recibido, ser integrado con mayor o menor éxito y tolerar un estilo de vida que puede ser muy distinto.

Con la convivencia se le va dando sentido al compartir días y actividades en conjunto. Es un proceso de acomodación, de aprendizaje, que exige paciencia y flexibilidad para alcanzar la armonía óptima. Cada miembro aporta su identidad propia que necesita ser confirmada por el otro, y si partes sensibles de uno mismo son descalificadas por el otro, el conflicto está servido. El rol de persona independiente poco a poco va modulándose y surge un rol nuevo que no es la suma de dos individualidades: sin importar la libertad de cada parte, el simple hecho de convivir ya hace emerger algo nuevo que exigirá amoldar costumbres de orden, compra, higiene, limpieza, tiempo libre, disfrute de momentos de soledad…

La pareja tradicional se desarrollaba a modo de reproducción, es decir, los miembros reproducían lo que habían hecho sus padres, vecinos, abuelos… y lo que la sociedad entera les decían que hicieran pero, desde hace años, hay un cambio experimentado en la sociedad, tendente hacia una postura más individual y donde la mujer ya no es parte pasiva. Ahora la pareja suele funcionar por ensayo y error, compartiendo y ensayando; habitualmente se forman parejas en las que se comparte mayor afinidad, aficiones y estilo de vida.

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