Situaciones y contextos de estrés y desadaptación muestran que las personas presentan diferentes formas de enfrentarse al problema. Tradicionalmente se distingue entre la evitación (huida) o aproximación (lucha).
- La evitación es una estrategia que tiene beneficios obvios, ya que permite tolerar el estrés y reducirlo, para así poder analizar la situación en la que la persona se ve envuelta. Es decir, la evitación es una estrategia para ganar tiempo y, gracias a este, la persona puede reponerse, conseguir recursos o iniciar acciones para cambiar la situación o protegerse.
Si la evitación se usa de forma moderada la persona puede ganar coraje y aumenta su confianza. Pero para que resulte efectiva la evitación tiene que permitir que la persona vaya asumiendo la situación, si no, los costes superarán a los beneficios.
Entre los costes de la evitación se puede mencionar la parálisis que puede perpetuar el problema; el hecho de mantener alejado del pensamiento el problema puede conllevar la adopción de conductas que perjudiquen a la persona; y la incompatibilidad de llevar a cabo la evitación y la aproximación para resolver el problema.
- La aproximación muestra grandes beneficios: siempre que se considera que la situación puede ser afrontada o manejada la persona pondrá en marcha herramientas y recursos que le permitan solventar el obstáculo.
La aproximación conlleva perjuicios también, entre los que destaca la gran activación que sufrirá la persona, así como el hecho de que una dedicación muy grande para resolver el problema es algo que puede interferir en la correcta asimilación del mismo, si la tesitura requiere aceptación y planificación.
