Hace un tiempo una amiga futbolera me preguntó la diferencia entre la psicología conductista y la psicología cognitiva. Le ofrecí un símil como explicación que le agradó mucho: “Simeone sería un psicólogo conductista y Zidane sería un psicólogo cognitivo”.
«Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque, y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger —médico, abogado, artista, hombre de negocios y, sí, incluso mendigo o ladrón— independientemente de su talento, inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados«. Watson.

La frase de arriba la escribió en los años veinte del siglo pasado J. B. Watson, uno de los padres de la psicología científica conductista. Viendo jugar al Atlético de Madrid estos últimos años muchos hemos pensado que Diego Pablo Simeone es una especie de Watson moderno. Sus jugadores habitualmente no son contratados por ser estrellas, tampoco tienen el mayor talento ni las mejores habilidades salvo excepciones, su creatividad individual pasa a segundo plano y como los niños de Watson, su magia aparece después del “adiestramiento”.
«El jugador lo que quiere es algo concreto, que le hables de algo que le interesa, que seas capaz de llegar a él, de entrar en su mente para provocarle una reacción y una identificación que es tan necesaria para el buen funcionamiento del grupo”. Simeone.

Ver jugar al Atlético de Madrid de Simeone permite apreciar un funcionamiento donde lo mental pasa a un segundo plano en la plantilla (que no en el entrenador), la creatividad puede limitarse y el subidón motivacional no se emplea para estimular al equipo solo en momentos decisivos. Como en los postulados conductistas, “estímulo-respuesta”, la jugada ensayada, la posición entrenada, el engranaje grupal, todos cumplen su función y no hay tiempo para la reflexión o el chispazo de inspiración. Es imposible imaginar el rendimiento alcanzado si ante Godín, Gabi, Koke, Juanfran, Griezmann u Oblak un profesional hubiera antepuesto su desarrollo creativo a su desarrollo funcional.
Simeone construye equipos de forma conductista, donde cada parte es fundamental para el todo. Siguiendo un modelo conductual, los estímulos del ambiente producen respuestas, que después de un tiempo llegan a automatizarse. Su equipo ha sido criticado por ser poco creativo, pero es que la psicología conductual no busca la creatividad, busca la eficacia. A diferencia de otras propuestas más filosóficas como el psicoanálisis que se centra en supuestos bastante discutibles como traumas de infancia, los psicólogos conductistas al estilo Simeone se fijan en el momento actual, modificando las condiciones reales para devolver el funcionamiento a su estado deseado.
“Siempre busco potenciar las virtudes del jugador, encontrar su mejor versión y disimular sus defectos. Hay técnicos que entrenan los defectos de los futbolistas e insisten en ellos. A mí esto no me gusta porque creo que los pone más en evidencia”. Simeone.

La psicología conductista es el nombre que recibe la escuela de psicología que originariamente estudió las respuestas comportamentales que emitimos (acciones, pensamientos y emociones) según la influencia recibida del ambiente. Nace a primeros del siglo XX y analizaría cómo estímulos condicionan nuestra forma de reaccionar, por ejemplo ante un profesor que nos regaña, frente a la persona que nos gusta si esta nos hace un gesto de aprobación, cuando un vecino monta ruidos en el piso de arriba o si nos acordamos de una noticia triste. Dos de sus áreas de estudio originarias fueron el impacto del premio y del castigo en el aprendizaje de conductas y hábitos.
A mitad del siglo XX se vuelve a producir un acercamiento al estudio de los procesos mentales, algo que no era nuevo, y se intensifica la investigación en procesos como la atención, la motivación, la memoria, el pensamiento… entes que serían más propios de la intervención de un entrenador como Zidane, que no ha destacado por establecer sistemas de juego tan mecanizados, pero que es ejemplo profesional en el manejo de la motivación especialmente en partidos complejos y en los momentos finales, en la intervención y gestión de egos y de la personalidad de cada miembro su equipo, algo más próximo a la psicología cognitiva.
La psicología a día de hoy, al menos la científica, está basada en los modelos cognitivos-conductuales. Trabajar con objetivos, planificar cambios ambientales que favorezcan la mejoría y entrenar habilidades son parte del trabajo de los psicólogos que desarrollamos herramientas conductuales, al estilo Simeone. Personalmente creo que cuando una persona acude al despacho con malestar, problemas y conflictos personales o interpersonales, hay que ganar ese partido lo más pronto posible, da igual si el juego no es florido.
El Cholo Simeone es a día de hoy el segundo entrenador que más años lleva en la Primera División española como técnico, solo superado por Miguel Muñoz que estuvo desde 1960 hasta 1974 en el Real Madrid. Las dos frases que he citado son de su libro Creer de 2013, una lectura muy curiosa.
Espero que el artículo haya acercado a las personas futboleras a la Psicología, y aprovecho para mandar saludos afectuosos a mis familiares y amigos colchoneros y madridistas, que son bastantes.
*Conductista es sinónimo de conductual.
Imagino que Koeman seria simplemente un mal psicólogo que no sabe aplicar métodos conductistas, ni cognitivos…
Lamentablemente Koeman no ha destacado por seguir ningún tipo de orientación psicológica en su gestión del equipo. Pero Cruyff o Guardiola bien merecen un artículo por su trabajo. Saludos Josep!