Es la violencia ejercida por el hijo hacia sus padres. Se consideran comportamientos físicos, psicológicos (verbales o no) y económicos, y también se pueden dirigir a adultos que ocupen el lugar de los progenitores (como los tutores o los abuelos).

Cottrell (2001) dice que incluye cualquier acto que provoque miedo a los padres y tenga como objetivo hacer daño a estos.
- Maltrato físico: incluye golpes, empujones, arrojar objetos o la destrucción de estos.
- Maltrato psicológico: intimidaciones, amenazas, insultos, engaños y chantajes.
- Maltrato económico: como robos y hurtos, venta de bienes que no pertenecen al hijo, causar deudas familiares… pero con intencionalidad.
Para ser considerada violencia filio-parental hace falta que la conducta sea reiterada y se excluye la que se ejerce cuando hay consumo de tóxicos, alguna enfermedad mental, discapacidad mental y parricidio. Pereira (2006) excluye la “retaliación”: hijos que en el pasado fueron maltratados, abusaron de ellos o los abandonaron y que se vengan de los padres cuando consiguen someterlos (quizá porque han crecido lo suficiente o porque los padres son más débiles).