El acoso escolar es una conducta con consecuencias que abarcan a múltiples personas, afectando de forma directa a estas tres:
- La víctima es el principal afectado. A corto plazo el malestar genera niveles de ansiedad crecientes, lo que se manifiesta en problemas para dormir, cambios en el humor, irritabilidad, alteraciones en el apetito y, en muchos casos, dolores de barriga o de cabeza. A medio plazo puede mostrar aislamiento social, especialmente con chicos de su edad. Estos dificultará la creación de nuevas amistades y deteriorará las presentes. También puede aparecer anhedonia (no disfrute) tanto en juegos como en paseos, actividades como ir al cine o de compras. El pesimismo y la visión negativa de la vida están presentes. A largo plazo suele apreciarse un descenso en el rendimiento académico, quizá aparezca agresividad hacia las personas con las que puede expresar confianza (familia). En casos extremos puede intentar el suicidio.
- El agresor también se ve afectado. Sus niveles de compresión moral se afectan y tendrá dificultades para distinguir lo que está bien y mal, con graves consecuencias en el futuro. Sus niveles de empatía son menores y no comprender a los demás ni ser capaz de ponerse en su lugar le va a dificultar establecer amistades y relaciones. Acostumbrado al uso de la violencia, su empleo suele asociarse a posibles problemas legales.
- El espectador del acoso puede vivir con miedo a convertirse en víctima. Su empatía se reduce al intentar separarse de la víctima y puede pensar que la víctima tiene lo que se merece. Normalizar la violencia y convivir con ella puede hacer que no sienta rechazo hacia ella y que en determinados casos empleé la violencia, pudiendo ser acosador en el futuro.
