Ya he hablado de los efectos físicos del estrés y ahora lo voy a hacer del estrés como algo positivo, desde un punto de vista alejado de la bioquímica.
En el diccionario de psicología de Doron y Parot (2008) se define el estrés desde el punto de vista psicológico como un término utilizado para evocar las múltiples dificultades a las que el individuo tiene que hacer frente, a los acontecimientos de la vida, y los medios de los que dispone para gestionar estos problemas.

Hay quien quiere emplear el término eustrés para hablar de la persona que controla perfectamente esta situación y su opuesto, distrés, para el estrés de la persona sumida en el desamparo.
El estrés, usando el término en sentido amplio como situación en la que se ve la persona sumida y que le exige y demanda acciones, habilidades o recursos, puede no ser algo negativo: más bien, puede potenciar las oportunidades para desplegar el potencial y mejorar la sensación de competencia, lo que redunda en una mejoría de la autoestima. Es posible que sea necesaria la intervención de un profesional de la psicología para llevar a cabo este proceso de cambio.
Al decir que la persona afronta bien el estrés en una situación no se hace alusión a quien resuelve el problema sino a quien es capaz de tolerar el malestar y actuar de forma racional buscando la mejor opción. Esta persona verá aumentada la sensación de control y los recursos a su alcance, mostrando menor nivel de ansiedad y desesperación.