El bullying puede no ser visible y la situación de la víctima, con la autoestima dañada y sentimientos de indefensión y vergüenza, pueden hacer que se esconda.

Un chaval víctima del acoso escolar puede mostrar alguna de las siguientes conductas:
- Falta a clase y antes no faltaba.
- Intenta no hablar de clase y evita el tema escolar.
- Sale o acude a clase el último o el primero.
- Cambia la ruta para ir al colegio, a veces con rodeos muy largos.
- Muestra conducta de ira o rabia en la familia.
- Recupera conducta infantiles y se vuelve dependiente.
- Está triste y apagado.
- Tiene pesadillas y no descansa.
- Busca a los adultos en el recreo.
- Pierde el apetito.
- En clase evita hablar.
- Se aisla en clase, en el recreo y en general a nivel social.
- Finge enfermedades como dolor de estómago o de cabeza.
- Se puede convertir en el bufón de la clase.
- Es el último en ser elegido en juegos de clase.
- Tiene realmente dolor de estómago o de cabeza (somatizaciones).
- Busca amigos de menor edad en el patio del colegio.
- Falla a nivel escolar, se reduce su rendimiento y se muestra distraído.
- Sustrae dinero en casa.
- Le faltan objetos personales, sus materiales escolares o ropa se muestran sucios, rotos y dañados.
- Su nombre aparece escrito en las paredes del colegio: pasillos, aseos…
- Se muestra nervioso y afectado después de atender algún mensaje o llamada al teléfono.
- Vive constantemente pegado el teléfono o ordenador.
- Expresa o sugiere a sus mejores amigos ideas de suicidio.
Cuantas más conductas de la lista muestre, mayor será la probabilidad de sufrir acoso escolar. Es importante diferenciar estos comportamientos de los propios de etapas como la adolescencia o de situaciones como son vivir el nacimiento de un hermano, el divorcio de los padres o la muerte de un familiar querido.